lunes

En busca de la rueda perdida

Hay días en los que te levantas con ansiedad y días en los que piensas que la ansiedad surgió justo cuando tú naciste. Pues hoy es de los segundos. Resulta que hoy tengo un examen. Rectifico. Hoy tengo el ÚLTIMO examen. Last. Last y lost, que es como estoy yo con él, completamente LOST. Y es que yo nunca he entendido esta manera tan cutre de estudiar el periodismo de viajes. Vamos... los viajes no se estudian, los viajes se hacen!!! Me va a vení tu a mí con el cuento...

El caso, que entre que es 30 de junio y estoy hasta la coronilla de estudiar y entre que paso tres millones de kilos de estudiarme como describir la magnífica sensación de llevarse a la boca un boquerón en vinagre de Blanco Cerrillo como manera de representar la gastronomía sevillana, se me ha ocurrido contaros un poco así como manera de práctica de la asignatura mi experiencia de explosión de rueda en pleno Nápoles. Os va a hacer una gracia que fliparéis en blanco y negro, sepia y colores fosforitos pero yo lo pase tela de mal en verdá.

¿Ustedes sabéis lo que es un 'explotío'? Po eso es lo que yo viví en Napoles, un explotío. Yo estaba feliz, entre tiendas, en mi hábitat natural y de un momento a otro... ¡¡¡PIM PAM PUM TENGO UNA PISTOLA!!! e inmediatamente me puse a insultar a un niño que tiraba petardos en medio de la calle. Ingenua de mí. Volviendo a mi querido velero me dí cuenta de que el niño de los petardos no había sido el explotío, sino que el explotío había sido yo. Sólo puedo proponeros que os imaginéis todas y cada una de las facciones de mi rostro al tocar esa rueda y verla chuchurría, sin vida, sin aire...

Yo creo que no era muy consciente de lo que estaba pasando hasta que después de que en recepción me dijeran varias cosas como que tenían que pedir permiso para utilizar internet, que no podían llamar a una ortopedia o que no sabían que iba a ser de mi vida, me diera cuenta de que la maldición de la gitana de las cartas que momentos antes me había cruzado por la calle había caído sobre mí. La cuestión era que sin saber ni como ni porqué era imposible comprar una nueva rueda para mi silla. Osea... ¿en Nápoles no hay personas discapacitadas? ¿Soy la única diva mundial que ha pisado Nápoles en silla de ruedas? No podía ser tan exclusivo y terrible a la vez. La cuestión es que no había forma, no había modus, no había nada, por no haber no había ni movimiento en mi carricoche. 

Tras superar el primer drama vespertino llegó el que se convertiría en el drama del día. Osea... día D, 22A, día del terror (como queráis denominarlo, todo lo que implique catástrofe se ajusta a las características). Me ofrecieron OTRA silla, y yo 'ah, pues mira, al menos no me tendré que quedar tirada en la cama cual enferma en su viaje de fin de carrera', y vi la """"silla"""". Veréis eso no era una silla, eso era un ataque contra mi persona, eso era una ofensa hacia mí, eso era la mayor de las desgracias para cualquier persona de este mundo, eso era un maldito tractor... ¡Pero por los clavos de cristo! Esa cosa ha le tuvo que servir a Julio Cesar pa sus paseitos por el Coliseo con sus coleguis.

El elemento en cuestión me sacaba una mano a la izquierda y otra a la derecha, los reposabrazos se encontraban a la altura de mi cabeza (esto por si quería airear un poquito mis axilas) y para colmo mis pies de princesa de número 34 (en las sandalias del Zara el 33) no llegaban al reposapies. Todo esto vino acompañado de una enfermera rusa, de la que dudo mucho que tuviera el título con esas uñas de gel rosa fucsia que me llevaba y que no entendía ni papa de español, a la que yo como decisión propia y meditada llamé Petrusca. Petrusca tenía unas ideas geniales. Ideas como darme una silla sin ruedas accesibles para mí para que ya terminara de morirme en vida o como ponerme una almohada bajo los pies (cual reina descalza) para que me apoyaran y fuera así por todo el barco. 

Una vez que pude deshacerme de Petrusca (por el momento) logré tranquilizarme e irme a la habitación a olvidarme de que mi carricoche estaba solo y desolado con su pasado pisado en el camarote y dejé pasar la noche para el día siguiente ir a por la rueda a Roma. O también podemos llamarlo como el sitio en el que viejitas de la calle te mandan a una casa de neumáticos de motos y coches a que compres una rueda para un carricoche. El caso es que bueno... es Roma, es un pedazo de sitio, es la bomba, es lo más inadaptado del mundo mundial y no hay ni una puñetera silla de ruedas por la calle! Las horas pasaban, con ese tractor como animal de compañía y una rueda colgada a mi espalda como si fuera María de la O con la crucecita a cuestas buscando un repuesto que me devolviera a mi niño. Menos mal que al menos pude probar un trozo de pizza en Roma porque ya sí que me daba algo si me iba de allí sin probar la gastronomía y sin gastar dinero (cosa que obviamente no ocurrió).

Hola. Soy tractor. ¡HOLA TRACTOR! (cual grupo de terapia)
Prisas, adoquines, fotos mientras corríamos con prisa por adoquines, para finalmente llegar a... una casa de bicicletas! Sí, es que allí las ortopedias no existen, allí no hay sillas de ruedas, allí yo saldría en la primera plana de todas las revistas por ser la única ser humana que se atreve a cruzar la ciudad en carricoche. Pero si os creéis que aquí acaba todo... ESTÁIS MUY EQUIVOCADOS. Una vez más tampoco había rueda. No rueda No party. El dependiente, muy a su ritmo, a las 3 de la tarde y yo teniendo que estar a las 8 en mi velero, no soltaba su movilfon hasta que nos explicó que teníamos que ir a la otra punta de Roma para buscar la rueda porque era la ÚNICA casa en toda la puñetera ciudad que vendía ruedas. ¿Ustedes lo veis normal? ¿Ustedes veis normal que haya una casa en toda Roma que venda ruedas? Osea... es que para mí las ruedas es como el pan o la leche, un bien de primerísima necesidad. 

Después de que corriéramos para coger el metro y que me llevara media hora para bajar una escalera con un aparato de esos que van a la velocidad de... bueno, que no tienen velocidad, mis amigos decidieron ir corriendo a por la rueda. ¿Que si la encontraron? Claro, pero como todo en la vida, todo tiene un precio, y no es que fuera cara, es que el precio fue que perdiéramos nuestro tren de vuelta al barco. Imaginaros ya no el primer drama ni el segundo sino la catástrofe número 100 de mi experiencia romana. Pero bueno, todo se solucionaba cogiendo un taxi (previamente elegido después de que nos intentaran timar) y pagando 120 euros de viaje. Está bien, me decía a mí misma, tengo rueda, está bien.

En el camino hubo tiempo para todo como podréis imaginar, incluso para hacernos selfies con el conductor que nos enseñó toda Roma a la velocidad de 120 cuando verdaderamente no podía superar los 50. Conductor que no sabía donde estaba la entrada al puerto. Conductor que aunque era majo daba miedo. Conductor que se hizo una pechá de kilómetros en menos de una hora. Y conductor que intentaba hablar conmigo en italiano como si fuera de la puritita calle Via Augusta de toda la vida.


Y llegamos a nuestro barco. Tarde, muy tarde, minutos después de la hora que nos habían indicado, pero no importaba porque yo ya tenía mi rueda. Tenía una rueda blanca y otra negra. Nunca fui tan a la moda con mi binomio blanco-negro. Y la bauticé. Le eché gin tonic por encima para bendecirla, le hicimos un ritual entre todos los miembros del crucero y esa noche no dormí porque me dediqué a emborracharme y a bailar rueda rueda rueda, que casualmente una canción nunca vino tan acorde al momento. 

Como veis nada se me resiste. NADA. Y como veis, todo me tiene que pasar a mí y a mi carricoche. TODO. Somos objetivos de historias. No podemos luchar contra eso. Y esto no tiene sólo como objetivo que te rías tanto como lo hago yo ahora recordando mis paseitos por Roma con la rueda a cuestas, sino también que tengamos un poco en cuenta (que nunca lo tenemos) lo accesible que para algunas cosas es nuestro país. 

Besis!!

martes

Dale POTENZIA pa tu carro Carmela

Desde pequeña he tenido que soportar como la sociedad denomina a mi CARRO con todo tipo de términos inútiles que no consiguen definir la visión tan exclusiva que mi vehículo tiene para mí. Términos como "sillita". SI-LLI-TA.¿Crees que puedes llamar sillita a un vehículo que corre más que tú y que es capaz de atropellarte causándote terribles y dolorosas... heridas en los tobillos? ¿Crees que puedes llamar sillita a mi carro con el que me ponían a jugar al fútbol en el colegio para parar los balones con las ruedas? ¿Crees que puedes otorgarle una cagada tan grande como sillita a mi maquinote?

En definitiva, que esto de llamar a mi cosa "carro" me ha traído más de un disgusto, como cuando la gente se empeña en cantarme la puñetera canción de Manolo Escobar (algo que no soporto). Menos mal que después de mucho tiempo y después de atropellar a mucha gente tras su momento estelar musical, apareció Haze y me dio vida con su canción. Era como sí la hubiera compuesto para mí, como si hubiera hablado conmigo para darle un reconocimiento a la POTENZIA de mi carro. Mi vida y la de mi carro empezaron a cobrar otro sentido y empecé a planificar mejoras y tuneamientos (que menos mal que se quedaron en planificaciones).

Todo esta explicación es un poco a modo de contexto ¿sabéis? Todas las historias tienen que tener un contexto para poder entenderlas y si ya os pretendo hablar de los carriles bicis de Sevilla, el propio contexto se vuelve una historia en sí misma.

Vamos a ver, no se puede hacer un carril bici de 140 kilómetros (bien documentado y todo) destinado a dar carajazos. No se puede y no se debe. Y mucho menos se debe (y lo peor, NO SE PUEDE) presumir de que Sevilla City tiene una de las redes de carril bici MÁS seguras y MEJORES conectadas de mi querida patria.

Es que veréis... yo sé que mi 'Juaninasio Soido' hizo esto para mí y por eso me pinto (no sé si os habréis dado cuenta, pero pensó que yo tenía que estar inmortalizada ahí), lo que ocurre es que el arte no es lo suyo y no supo elegir al pintor adecuado, y esto es lo que pasa, que me sacan a su manera y sin darme a conocer plenamente...
Encima una clase de bateador intentando dejarme la cabeza por el camino
Total, que la POTENZIA del Haze tiene mucho que ver aquí, porque el que me conoce (y el que no, puede comprobarlo cuando desee) voy como totalmente 'apotenziada' a todos lados y cuando cojo un carril bici bueno (que es raro) es como... no sé... placer absoluto, mejor que los dulces, que los menus McRoyals del McDonalds, mejor que todo lo existente en el mundo. Sentir el aire chocando en tu cara, gente apartándose de tu camino por miedo a sufrir atropellos, 'señoras que' que demuestran que sus andadores no son necesarios (y mucho menos por un maldito carril bici) porque salen huyendo cuando ven mi carro avanzar por esa alfombra verde llena de bultos y grietas (donde mis pequeñas ruedecitas se cuelan) que denominan carril bici. 

Aún no cuento con el superpoder de compresión para poder pasar por ahí
Pero 'Soido', cariño mío, tocinito de cielo ¿tú sabes lo que es la seguridad miarma? ¿Tú sabes lo que yo paso para llegar a Santa Justa sin partirme la boca? Lo mejor son esos tramos en los que hay todo tipo de elementos véase cajas de la luz, árboles, semáforos y alcantarillas entre otras cuestiones con un importante peligro.

Amotos enemiga no GRASIAS
¿Mejor conectado? Mamarracho... que le tengo que dar la vuelta al barrio pa' llegar a mi pirindola, arriesgándome a que los gitanitos se encaprichen con las llantas de mi carro y 'tsssa luego potenzia'. Chacho, si vas a hacer el carril bici por una calle que al menos tenga lógica y siga por esa, o se haga una bifurcación (me encanta la palabra bifurcación, bifur bifur, cacion cacion). Así, nuestro amor 'Juaninasio' no llega a ningún lado... Yo, que te amo con la fuerza de los mares, con el impetud del viento, y sobre todo en la distancia y en el tiempo vida mía.

Yo sólo espero que leas mis sinceras palabras, que me permitas desfogar la potenzia de mi cuerpo sin terminar accidentada, que hagas de verdad una Sevilla grande, por la que dejarse la piel, la cabeza, y mis neumáticos hibridos (que son muy caros como pa' desperdiciarlos).


¡¡BESIS!!

lunes

Lo mejor de la FCOM... son las ADAPTACIONES!!!

Buenos días, buenas tardes, buenas noches, (según el horario en el que leáis esta parrafada). Después de mucho tiempo, y os pido perdón, aparezco por aquí con una de las mías. Os dije que vendría cuando estuviera indignada y os preguntaréis "¿Cómo no se ha indignado en meses?", y sí, obvio me he indignado, me he mosqueado, he gritado y lo he pagado con mi hipopótama Margarita a la que le cuento todas mis penas, pero lo cierto es que también he estado muy ocupada y no he tenido tiempo de pasar por aquí. I'M ZORRY.

Hoy quiero hablaros de mi vida en la universidad. Para el que no lo sepa, estudio periodismo, en la facultad de comunicación, la MEJOR de toda EspañaJAJAJAJAJA. En esa. Todos me vienen con la cosa de "andaaaaa si es un edificio nuevo" "andaaaaa si todo estará adaptadísimo" y bueno, se supone que deberían llevar razón, y en cierta parte (digamos que 3/4) la llevan, pero otra parte no. Ahora, también he de deciros que la mayor parte de problemas que tengo en esa facultad están protagonizados por especímenes raros extraños e irrespetuosos en los que prefiero no pensar.

10:30 de la mañana. Hora del desayuno colectivo (alumnos + profesores + flojas de secretaría). Yo y mi inseparable media tostada de mantequilla con mi café en vaso de plástico nos recorremos toda la cafetería en busca de una mesa donde "al menos" prepararme el desayuno. Se queda una mesa libre y todos corren a ella cuando solo va a desayunar uno, y encima va a tomarse una cagada de cañita de chocolate, pero yo que no tengo manos entre la tostada y el café y el bolso colgando, intento correr hacia ella. Me miran y me sonríen diciendo "la mesa es mía aunque lo único que vaya a hacer sea reírme mientras veo como mi compañera se pone fofa con la caña de chocolate". Yo los miro sin reírme mientras pienso y deseo que le salgan celulitis a esos muslos que NO necesitan que te sientes y mucho menos si NO vas a desayunar. Todo esto viene porque la barra de la cafetería me saca dos cabezas y no puedo "juntarme" la mantequilla así cari. En serio. Un trauma al que le unes que ya vas tarde a clase porque se te ha metido en la cabeza que tienes que tomarte la tostada en ESE MOMENTO. Total, que 10 min más tarde, cuando me he preparado la tostada delante de un montón de personas que ni siquiera estaban desayunando y con las cuales he cruzado miradas, me dispongo a irme con el vaso de plástico en la boca y la tostada de mantequilla en la mano, para que al menos una mano me quede libre para darle a la rueda. Adivinad. Se levanta la gorda de la caña y me entran ganas de atropellarla y que la caña le siente mal y le entren cagaleras.

Aquí no acaba la cosa. 10:40 de la mañana. Subida colectiva a las clases y/u otros habitáculos del edificio en el ascensor.

Otra vez la gorda (no lo veáis como algo despectivo. Yo también estoy gordita, y ya sabéis, yeah yeah maracuyeah el meneo de la gordi la flaca lo desea. Dj Kun forever and ever together). Y sus amigos. Y mucha más gente. En concreto hay 4 ascensores y 2 escaleras "creo" en la facultad. 40 personas esperando el ascensor. Y yo. Yo, que no tengo otra opción que subir por ahí. Yo, que odio los ascensores porque es el lugar donde me encuentro siempre con la gente que no quiero ver (demostrado). Yo, que por regalo de cumpleaños recibí de ese ascensor una caída porque una rueda de mi carricoche se metió en su rajeta, lo que provocó que mi maravilloso cuerpo se fuera hacia delante y mi cabeza terminara casi incrustada en sus paredes. Y lo peor. Un chichón. El día de mi cumpleaños. Un chichón. Del ascensor de la facultad. Yo. Carmen Viana. Una pesadilla en serio... Bueno, que me desvío. 40 personas. Todas esperando que llegue el ascensor. Y llega. Y se suben. Y ¿Quién se queda fuera?. Barbie Carmela. Al principio pasaba un poco, incluso me reía, ya me meto así tengamos que hacer un puñetero tetris en ese habitáculo porque soy yo la que tengo que estar ahí y no tú, ni tú, ni tú, ni solamente tú. Ojalá una mardisión celulítica para todos ellos. Para toda la vida. Y en especial para ti, gorda de la caña.

Bueno, y qué me decís de ese momento en el que nos llevamos 10 minutos esperando al ascensor, estando en la planta de la biblioteca ( aclaraSión: 1ª planta. Como mucho 20 escalones), y suelta la guapa de turno con gafas D&G: "Ay que ver lo que está tardando"... Pues coge tu culo y baja por la escalera MONA (de animal, no de guapa. Más quisieras). Me da igual que la gente suba en ascensor, están para eso, pero "hola bueno días estoy yo aquí esperando, no tengo otra forma de subir, apártate y te esperas al siguiente. Grasia". No es cuestión de "ay que lastimita vamos a dejarla subir". Es cuestión de "no lo necesito, ella sí. Estoy pagando clases de spinning mega caras en el Sato Sport para después venir a la facultad y esperar 80 millones de años para subir una cagada de planta por el ascensor. Estoy loca. Soy tonta. No pienso."

14:30. Vamos a comer. Al comedor. Desde que entré en la facultad pensé que el comedor estaba en el sótano, pero cuando tuve que comer por primera vez ahí y me monté en el ascensor para bajar, me di cuenta de que el ascensor NO BAJABA. ¿Pero cómo no va a bajar? me preguntaba. Pues no. No bajaba. Y yo me reía. Pregunté y me indicaron que se bajaba por una especie de rampa en el lateral del edificio


Miedo me daba ver la rampa... He de decir que esa mega construcción, como la llamo yo, es muy fácil  de bajar. Tan solo hay que dejarse llevar por el viento y por la emoción del momento. Pero a ver quien tiene chichi de subirla. Es que ni yo con mis brazos forzudos soy capaz de subir eso. ESO. Porque os voy a decir una cosa. A eso no se le puede llamar rampa. No se le puede. Y lo que me da más coraje de todo es que lo utilizan para bajar las cosas de la cocina, o lo que es lo mismo, todo lo que entra normalmente por la puerta de atrás en los restaurantes, las cosas de segunda clase. Pero ¿ Porfavor?!! ¿Qué he hecho yo para merecer eso? Soy la Carmela de España. Todo el mundo me quiere y me gritan por la calle que soy la mejor. No tengo porqué entrar por esos sitios... Esto debería de contemplarse en los libros de porqué se produce una depresión como "trauma de la puerta de atrás", lo que me llevaría a ser famosa porque soy la única persona que lo sufre en el mundo SEGURO. En definitiva... necesito ayuda. Con la rabia que me da a mí necesitar ayuda!!! De esto hay que aprender que "tiene rampa" no siempre significa "está adaptado". Muchas veces significa "tiene rampa pero lleva el equipo de escalada en el bolso cari".

La aclaración de mi cara era totalmente necesaria
Sigamos, las flojas de la secretaría, su característico buen humor y su profesionalidad. De esas sí que deberían publicar un libro. Me estoy desviando otra vez. LA SECRETARÍA. Todavía recuerdo aquella vez... esa primera vez... que entras en la facultad ilusionada porque te han llenado la cabeza de pajaritos. Me pintaron pajaritos en el aire. Todas las especies juntas vamos. Fui con mis 17 años y con mi inocencia a entregar mi matrícula, a lo que la vieja antipática de la secretaria me respondió con gritos: "PERO NIÑAAAAAA NO VES QUE TE FALTA PONER SEVILLA Y LA FECHA". Sí, me faltaba poner un dato tan importante como Sevilla. Claro caris, os imagináis que mi matrícula se traspapela y por equivocación la mandan a Madagascar. Y tengo que irme allí, a que dos negritos me abaniquen mientras tuesto mi piel al sol. Así, sin entender nada. ¿OS IMAGINÁIS? En fin, que fui a poner la fecha, pero ¿Dónde escribía? Me atreví a preguntar una vez más a aquella señora y me volvió a gritar: " ¿PERO NO VES LA TABLA PARA ESCRIBIR?" Y ya me tocó el chichi. Esa tabla que al igual que la barra del bar me sacaba dos cabezas y en vez de poner Sevilla donde me faltaba poner Sevilla, lo iba poner encima de la cuenta bancaria. Total, que le dije que no podía, que no veía, y con su característica simpatía me mandó a que BUSCARA una mesa. Por favor... una mesa para poner Sevilla. Chacha! Ponlo tú, ¿qué te cuesta? Pues le costaba. Tanto le costaba que no lo hizo y me tuve que ir a buscar una mesa. En busca de una mesa perdida. Y desde ese momento empezó mi historia de odio con las de secretaría. Bueno, a parte de que exijan un calentador en invierno para ponerlo bajo su mesa y que no se le enfríen los pies mientras yo me muero de frío en mi clase. ¿Qué yo no siento los pies? Vale, no los siento, pero mis brazitos sí que sufren. Y yo sufro. Yo estoy pagando y tengo que aprobar. Ellas no hacen nada y encima tampoco solucionan mis problemas. Ya basta con tanto inútil.

Ustedes sabéis que a mí me APASIONA moverme. Parriba, pabajo, pal cento y pa dentro. Muy bien, pues algún día mi ruedecita se enredará en los odiosos cables de los ordenadores. Todo esto pasa porque la universidad se gasta el dinero en cosas absurdas todos los años y no pone unos enchufes en condiciones en las aulas. Algún día me caeré intentando esquivarlos y les meteré una denuncia que se cagará la perra y por fin pondrán unos enchufes de este siglo y no de la época de Jesú Cristo. Otra cosa que está MAL es la tarima de la clase. A partir de ahora me negaré a exponer un trabajo si no puedo subir a la tarima por mí misma. Voy a hacer una campaña y será #CarmelaQuiereSuTarima porque no es justo que todos podáis vacilar de que exponéis vuestros trabajos ahí y yo me tenga que quedar abajo sin que nadie vea mi maravillosa belleza caribeña. Otro asunto son las perchas. LAS PERCHAS. Para mí desde luego son elementos decorativos (bastante feas por cierto). Vengo yo con mi Dior Haute Couture presentado de mano de Raf Simons en la pasada pasarela de París, y se tiene que quedar en la mesa tirado y arrugado. Con lo que me ha costado. Porque las perchas están para el que mide 180 centimentros. GRASIA. Adaptación 0 eh. Que lo sepáis.
Colgando mi Dior by Lefties
#CarmelaInTheTarima    #CarmelaQuiereSuTarima
Por último, y no menos importante, la copistería. Mirad, han cambiado los muebles, han pintado, han hecho obras... pero no han cambiado la maquinita de los números. Sí, esas que están pa coger la vez en la carnicería. Esas. Pues imaginaros a la altura que se encuentra para que una persona bajita de 1,50 y algo tenga que levantar el brazo bien para coger un numerito. Oiga, es que no me parece. Es que vengo a gastarme mi paguita aquí en fotocopias que luego no me estudiaré, para tener que pedirle al primero que entre después de mí (que por cierto no me toca ni uno guapo al que tirarle los tejos) que me coja un numerito. No sé cuantas veces me he quejado de la altura de la maquinita. Incontables. Pero ahí sigue. Menos mal que los copisteros me quieren y me tienen en cuenta.

Esfuerzos SOBREhumanos
Algún problema más habrá en el Rally Fcom. Rally Fcom... ¿No os encanta? A mí sí. Soy la mejor del Rally Fcom. Hasta que me rompa la boca. Ya veréis. No puedo irme de allí sin que pase :P


HASTA LA PRÓXIMA
BESIS

sábado

Soy... frustración

Hoy es sábado. Y llueve. Y pensaba salir a contemplar mi maravilloso... barrio. Pero no, finalmente he decidido quedarme en casa pensando en como voy a afrontar los 123456789 trabajos que tengo de la facultad, mi otro blog/faceta que también tengo un poco abandonado y esto, que bueno ya os dije que vendría aquí cuando estuviera realmente indignada.

El caso, que como esta lloviendo y la lluvia es agua (no chocolate xD), he pensado en las piscinas. Lo que me gusta a mí una piscina chacho, un remojón, un metemequemesalgo, un chapuzón... me encanta. Este hecho me ha llevado a entrar en una crisis psicoemocional sobre todo lo que podría haber sido y no fui. A todo lo que podría haber llegado y sin embargo aquí me encuentro, con un montón de sueños rotos, a lo Bisbal Mode. Total que después de este canto a la soledad y la melancolía me pongo a enseñaros un poco de mi vida para que entendáis como de cruel ha sido, y poder explicaros finalmente lo que verdaderamente quiero contaros.

Desde un primer momento aposté por profesiones más pasivas, que no tuvieran mucha complejidad y bueno, que no tuvieran mucho esfuerzo tras ellas porque lo cierto es que siempre he sido un poco flojilla... Así que pensé en ser espantapájaros o Mama Noel (así sexy everywhere fandango), gusano (exponiéndome a que me pisaran) o margarita del campo, eran  las profesiones indicadas para mí.



Ahora, eso sí, me negué totalmente a ser pastorcita con el pañuelo en la cabeza. ¿Qué cagada es esa? Pastorcito... venga ya hombre. Lo peor es el discurso de las madres en el colegio todas muy orgullosas: "mi hijo va de pastorcito". Me entran ganas de decirle que coja a su hijo y a su pandereta y se lo lleve para la casa. Además es que a los niños no les gusta ir de pastorcitos señoras! ¿No les miráis a los ojos cuando le ponéis ese borreguito en la cabeza? Es la peor profesión sin duda... - ¿Tú que eres? - Yo... pastorcito JEJE (seguidamente se escucha un murmullo en toda la sala)

Después descubrí que como nada de esto me iba a dar dinero para llevarme medio Inditex, ni para irme de copas los findes, ni para nada en general, aposté por algo más serio y encontré una que me llenó completamente.

Perdón por la calidad de la foto, pero ya sabéis, la época, mi madre...etc
Comprendí que lo mío era sacar pepinos de la tierra para llevarlos a tu gazpacho. Sí, era feliz. Después vinieron las minizanahorias (porque no conseguí sacar ni una en condiciones), las lechugas, los rábanos... Un sin fin de hortalizas, pero lo que más me emocionaba era sacar pepinos, ya podéis ver mi cara de felicidad con él entre mis manos. Pero... ¿Qué pasó? Pues que como he dicho muchas veces, soy una celebrity y la vida en el campo es muy dura, por lo que vino un señor y me llevo a la media fama como yo la llamo. Me enseño a nadar. Sí, a nadar, y fui campeona de Andalucía de natación. Salía en los periódicos, todo el mundo me amaba, me pedían mi ropa interior... vamos, que dejé los pepinos en el pasado.

Pero mi niñez se iba por la puerta de atrás (otra vez como en los malditos hoteles) y con  mi niñez, mi trayectoria profesional. Llamaba a mi representante y no me cogía el teléfono, mis compañeras pasaban de mí (yo sigo pensando que me tenían una envidia que te cagas por patas, pero bueno)... Carmen Viana se hundía como Leo Dicaprio en el Titanic, así, despidiéndome bajo el agua cristalina del Atlántico. Pero que todo esto es culpa del Ayuntamiento eh. Que a mí no me hundió nadie, ni un iceberg ni nada eh. 

Resulta que yo crecía y que necesitaba ayuda para meterme en la piscina y para salir de ella y cuando era una mocosa todavía podían conmigo pero ya no Arcarde, ya no. Me gustaría que me explicara que le cuesta poner en una piscina de reciente  inauguración una silla hidráulica. Caris, de esas que le das a la perilla (me encanta la palabra perilla illa illa illa) y baja. Son geniales esas sillas. A lo que el Arcarde responde que:

- Las piscinas de Sevilla sí tienen eso (ESO, como algo raro, ESO) 

- AH SI? DONDE? DE QUITA Y PON? INVISIBLE TAL VEZ? 

- No, en la piscina de chapoteo!!!

- Ah, en la de chapoteo JAJAJAJAJAJA ¿Esas donde las rodillas me chocan con el suelo? ¿Esas en las que meto la cabeza bajo el agua y al sacarla ya me he hecho un largo? En esa ¿no? Pos que bien Arcarde, que bien.

Yo sinceramente no lo veo lógico, ni coherente, ni nada... A la piscinas de chapoteo van las embarazadas con sus panzas y los bebés. Bueno, y alguna que otra persona que requiera de algún cuidado especial, pero ¿sabéis cuantas personas en Sevilla dejan de hacer un deporte tan sano para la espalda y recomendado a demás por este tipo de problema? Os animo a que lo estudiéis. Os animo porque yo ya lo sé, y lo flipé, esta vez en color y en blanco y negro, que la sepia es un tono muy melancólico. 

Mis aspiraciones como nadadora olímpica se desvanecieron y Louis Vuitton ya no quiere utilizarme para su anuncio de bolsos junto a  Michael Phelps... Esto sí que es un drama eh.

Besis






domingo

Adaptado o a tu manera ¿En qué quedamos?

Cómo ya os dije en el primer post ( o puede que no lo haya dicho, no lo sé) no esperéis que lleve esto al día porque afortunadamente, y como comprenderéis, no me paso el día indignada, y todas las palabras escritas aquí salen totalmente de la pura indignación. Esa por la que casi nadie lucha, pero que afecta a más de 3 millones de personas en España (imaginaros en el mundo)... caaaaaaaaaasi nadie vamos. En fin, que cuando esté mosca lo sabréis, porque vendré aquí, soltaré mi charla y el enfado por el hecho de que no se convoque una manifestación por los malditos adoquines del centro donde por casi me rompo la boca más de una vez, y por las innumerables barreras arquitectónicas que todavía seguimos sufriendo (OJO, que encima no tengo trabajo y soy universitaria! Un dramón nivel Amar en tiempos Revueltos) se me pasará, y todo volverá a ser multicolor, como el país de Maya. Todo será muy happy together forever and ever. Y ya está.

Ha sido un sábado bastante seco. He salido, me he comido un kebap con mis padres y he vuelto a mi casa. Datos que estoy segura que no os importan en absoluto, pero tenía ganas de contároslo JE JE. La question de todo esto, que me he puesto a ver fotos de mis viajes por el mundo y quería hablaros del concepto que tienen los hoteles y establecimientos de la palabra 'ADAPTADO'. Veréis lógico que lo primero que haga cuando busco algún sitio donde ir pues sea si puedo entrar o me tengo que quedar en la puerta como los perros en la panadería. El caso es que creo que deberían de mirar un poco más el diccionario porque muy claro parece que no les ha quedado...

Primera parada: Londres, United Kingdom

Llegamos al aeropuerto sanos y salvos, la liamos para salir de allí porque no entendíamos muy bien lo que quería decir la chica del mostrador con su "show me the card"... ¿THE CARD? ¿QUE CARD? En fin, el DNI. Ya puestos se podía aprender el nombre "DIII ENN AII". Siguiente experiencia: llego al mostrador donde compramos los billetes de metro y suelto un "Spanish pliiiiis", a lo que me responden "Oh no ZORRY"... Iba a entrar en hiperventilaSión porque necesitaba decirle a donde iba y ella seguía hablándome! Una hora y media después por fin estaba en el hotel. En la puerta claro. Esa puerta con tres escalones de piedra que daba hasta miedo verlos. Salió un hombre, que por la pinta que tenía era navarrico seguro (cuando abrió la boca lo ratifiqué). Primero dijo "Come On" pero ya sabéis, como dice Bisbal, que la tierra tira mucho y que a kilómetros de distancia sabemos quien es paisano y quien no, así que mi padre y yo le dijimos "Cusha, Español" y ya él se soltó y eso. Total que me llevó a una puerta. La puerta de ATRÁS. ¿Sabéis lo que es eso para mí? ¿Sabéis lo que significa que Carmen Viana entre por la puerta de atrás? es un dramón después de lo que me gasté en el avión, el hotelito y la ropa especialmente para ese viaje... MUSHA TELA, por la misma puerta que sacan la basura y demás desperdicios. Yo, la más grande, la Carmela de España!! Lo peor no era que tuviera que entrar por esa puerta, lo peor era que esa door siempre estaba cerrada y cuando esa noche llegué a las 12 mi madre tuvo que entrar dentro a que avisaran que me abrieran la dichosa puerta. Imaginaros que voy sola... me tendría que poner a pegar quejíos en medio de la calle pa' avisar a la recepcionista... Esto lo califico como "A Tu Manera".


Segunda Parada: Madrid

Los que hayáis estado en Madrid sabréis que el desnivel de sus calles orientado a las personas con discapacidad es un tema de estos de echarle de comer a parte. El caso es que este desnivel afecta a todo (en ocasiones creo que hasta algunos madrileños el desnivel les afecta psicológicamente y eso, ya sabéis, el rollo ese de la Espe Aguirre de "De Madrid al cielo!!!!") y en especial a los establecimientos, lo que hace que por un lado tenga un escaloncito insignificante y por el otro una altura digna de estudio. Pero claro, resulta que la puerta tenía que estar justo donde el escalón era digno de estudio, y fue cuando comencé  a reírme de la ley de la Cota Cero... esto era un Cota 5 por lo menos. En fin, pasé un poco porque me lo esperaba, y lo de la puerta de atrás volvió a repetirse, y yo ya no podía soportarlo... Veréis, que no me merezco esto. Menos mal que el desayuno Buffet era el mejor de la ciudad porque si no, no estoy segura el resultado de ese viaje. "A Tu Manera".


Tercera Parada: Valencia

Mientras cojo mis 2 maletas para dos días del coche, ya sabéis, algo común en las divas como yo que se llevan todo el armario para ponerse dos vaqueros y dos camisetas y ya está, se acerca mi madre y me comenta que tiene una buena noticia, y es que por fin voy a poder entrar por la puerta principal del hotel. Imaginaros la satisfacción, el placer, la excitación de saber que por una vez voy a entrar a un hotel de 5 estrellas por donde entra la gente normal. Pero claro JAJAJAJA (lapsus), cuando llegué a la ANTE-PUERTA, si se le puede llamar así, pues todo desapareció. Por la puerta principal ¿no? "Pues mama como no tire la cuerda y empiece a escalar con mi carricoche y las dos maletas incluidas por la rampa... no sé muy bien como voy a subir ahí". Pero en serio, una rampa que lo flipas en colores, blanco y negro y en sepia. Tanto que la estampa era mi padre y mi madre empujando mi sillita mientras yo agarraba una maleta con la boca, otra colgada a la cabeza y mis manos en las ruedas. Eso sí, la bajada era lo más!! Mucha modernidad mucha ciencia y mucha tontería para que luego hagan estos Everest delante del hotel vamos... la pipol desde luego cuando construye no piensa. Un vez más, "A Tu Manera"


Yo me lo tomo a coña casi siempre pero la verdad es que cuando tenga que enfrentarme a estas cosas totalmente sola no sé muy bien como reaccionaré... Tendré que llevar un equipo de escalada en el bolso o un altavoz de esos que te dan en la tómbola de la feria, que por experiencia propia y diaria sé que van de maravilla...

Besis.

lunes

La vida es como un autobús, nunca sabes lo que te va a tocar...

No sabía muy bien como comenzar a hablar de este tema, porque la verdad es que me tiene realmente cabreada, pero lo he pensado mejor y he llegado a la conclusión de que coger un mosqueo y romper varias cosas no va a solucionar la inútil labor del transporte público en Sevilla, así que he decidido relajarme un poco.

El pasado jueves iba yo sobre las 2 de la tarde por la calle, con mi maleta, mi ordenador, mis capas de ropa en el brazo y mis gafas carrera en la cabeza (un punto bastante importante de resaltar porque con el pico que me costó el capricho... como pa' perderlas). El caso, que yo estaba muy contenta, porque era jueves y porque los viernes paso de ir a clase a pesar de que tengo. La felicidad e ilusión que invadía mis órganos desapareció de un instante a otro cuando procedí a coger el autobús, o al menos, intentarlo.

Autobús 1

-Hola! ¿Podría bajarme la rampa?
(espero un rato con mi barriga pidiendo comida)
- No funciona. Vas a tener que esperar al siguiente.
(No me enfrenté a él y esperé)

Autobús 2

- Hola! ¿Podría bajarme la rampa?
(Me entraron ganas de decirle la rampa del siglo XII, porque vaya el estado de esta y del bus)
- No, porque ya llevo a una sillita dentro... Vas a tener que esperar al siguiente
(No reaccioné al principio pero desperté)
- Perdone, que lleva ¿Qué?
(Por un momento desee sufrir leve sordera y darme cuenta de que lo que había dicho NO ERA CIERTO)
- Otra sillita señorita. No puedo llevar a 2 personas a la vez en silla de ruedas ni en silla de bebé.
- Pero que me está contando autobusero, que hay mazo espacio, que llevas el bus vacío, que mi silla está hecha para que ocupe 0, que es casi del espacio, que podría tirarme con ella desde la estratosfera y casi ni se notaría mi presencia.
- Lo siento.
(Y así se cerraba la puerta de aquella cosa indefinible en mis narices)

Autobús 3

- Espero que su autobús si tenga la maldita rampa porque si no voy a cometer aquí una masacre.
-Mmmmm sí, pero no funciona
(NO ME JODAS)
-Vas a tener que esp...
- No, no voy a esperar al siguiente. Llevo aquí media hora esperando a que venga un autobús en el que poder llegar a mi casa, que casualmente está aquí al lado, pero se me ha metido en la cabeza que no voy a darme el palizón de ir andando (rodando, ya sabéis). Así que si es usted tan amable se baja de esa cabina alejada del mundo real en la que se encuentra y me aúpa como sea, pero lo hace.
- Es que no tengo permitido dejar la cabina sola
(¿Acaso alguien iba a meterse en la cabina del conductor en 10 segundos que iba a tardar?¿Acaso alguna persona que esté bien de la chorla quiere meterse en la cabina de un AUTOBUSERO?)
- Mire, que no voy a esperar al próximo, que me voy a montar y que usted me va a ayudar, porque si no voy a montar el pollo aquí de su vida.
(El hombre se bajó y me respondió que esto se soluciona llevando a un acompañante. Se veía que la independencia no era lo suyo, por eso no quería retirarse de su cabina. Se creería que le iba a picar un bicho salvaje o algo si salía.)

Bueno, que parece ser que al conductor del trasto aquel la palabra independencia no formaba parte de su diccionario, y el concepto de "debéis tener vuestros malditos aparatos andantes, que por cierto pagamos para que TODOS PODAMOS cogerlos, en buenas condiciones" tampoco lo tenían muy asimilado...

Hora más tarde llegué a mi pirindola y ya tenía los filetes y las papas frías en la mesa, exigiéndome a gritos una explicación de esta tardanza... A parte mi madre me reñía también por haber llegado tarde. "Claaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaro, seguro que te has parado a tomarte unas cervezas". 

Seguidamente me puse a buscar las normas que tienen los autobuseros en sus puestos de trabajos para ver si verdaderamente lo de las dos sillitas y lo de la cabina interestelar era cierto. Lo primero muy a mi pesar sí, lo segundo obviamente no. Menos mal que me quede con su cara. Es lo que tiene ser de un barrio un poco conflictivo, que te quedas con la cara de todo el mundo por si algún día te toca intervenir/reventar/huir de él. Os puedo asegurar que se va a cagar la perra (y su cabina también) la próxima vez que lo vea. Tanto que le voy a estampar el reglamento en la cara y tras eso voy a reírme.

Todo esto me superaba y con razón. ¿Donde está la accesibilidad de esta ciudad? Where? Yo no la veo por ningún lado... A todo esto se le sumaba la típica listilla que se te pone al lado comiéndote toda la moral y que suelta la frase de: "Pues yo estuve en ________ (véase cualquier lugar de España) y esto no pasaba".  Señora, no me toque la moral ¿vale? No soy de ese lugar donde todo va de maravilla, soy de aquí, donde todo está mal y donde no se hace nada por solucionarlo. Me gusta cuando callas porque no haces que me mosquee más.

A veces pienso que vivo en esta época, y hasta me gusta. 

Besis*

La vida es caerse...

Otro de mis apasionantes hobbies es capturar momentos cinematográficos en forma de frases. Más que un hobbie es una obsesión, y por esta razón no hay papel en mi cuarto ni apunte de clase que no contenga una de estas magníficas, y en su mayoría, pastelosas frases que te hacen creer que la vida puede ser más bonita de lo que ya lo es.

La cuestión, que me enrollo, que el otro día me impactó una frase. Bueno no, no me impactó, simplemente la apunté porque se me vino a la cabeza algo que hoy voy a comentaros.

Aprendí que la vida es caerse. Y levantarse. Y volverse a caer. Y volver a levantarse.


Seguía así, en bucle, con las caídas y los levantamientos, y luego pues decía algo sobre el amor y los días de la semana y... en fin, cosas de los guionistas. estos se creen que levantarse del suelo es muy fácil, que con una frasesita que metan en su película todo va sobre ruedas y podemos ser los seres más happys del mundo mundial. En el cine todo lo ven demasiado fácil.

Yo me caí el otro día. Sí, me caí literalmente. Estoy tan acostumbrada a caerme de mi silla que ya ni me sorprende. Pero lo peor es que estaba SOLA en casa y no había nadie me que ayudara a "levantarme". ¿Veis? Es que no pueden ponerlo todo tan bonito en el cine... En fin, tenía que levantarme como fuera, así que me fui arrastrando de mi cuarto, con una tabla de transferencias en un brazo y empujando mi sillita, hasta el salón. Allí empecé a colocar cojines de manera estratégica para que me fuera posible subir al sofá y luego a mi silla. Creo que ha sido sin duda lo más difícil de mi vida, y es que este cuerpo de 21 años tan bien criadito pesa lo suyo caris. Finalmente lo conseguí, y más feliz que una perdiz me senté en mi vehículo con la sensación de haber aprendido algo nuevo.

Todo esto no os lo cuento porque crea que os interese, que seguramente os la repampinfle que me haya caído al suelo. Lo cuento porque hace unas semanas vino a mi casa la asistenta social ofreciéndome la "teleasistencia" o como se llame el aparato ese. Eso TAN EFICAZ y de lo que tanto hablan por ahí. Mientras la muchacha me lo explicaba mi cabeza no dejaba de pensar en el "y si" y me aparecieron muchos "y si" en pocos segundos. Demasiados. Así que me dediqué a asentir con la cabeza para darle la impresión de que todo lo que me estaba contando era lo más importante que había escuchado en el día. Habría sido más divertido como os lo voy a contar ahora, pero mi mum estaba delante y ella también asentía aunque en realidad ella estaba pasando, incluso más que yo, de la explicación.

- A ver, te colocas un colgantito durante todo el día con un pulsador, que va conectado con un altavoz en el teléfono de casa. Si te pasa algo TACHÁN, ahí están los salvadores al otro lado del teléfono.

- Vamos por partes. Si me caigo en el cuarto (como ha sido mi caso) ¿Qué hago? O sea, ¿Encima que casi estampo las paletas que tanto dinero me costaron en el parquet también tengo que quedarme afónica intentando que el salvador me oiga?

- No sabe no contesta

- Y... si me está dando un infarto o me he roto el brazo en 5 partes o simplemente me pasa algo GRAVE, ¿quien viene a salvarme?

- Se le daría la llave a un vecino o se llamaría a la ambulancia.

- No tengo vecinos médicos. No dejo que ninguno entre en mi pirindola a menos que sea el buenorro del noveno piso. Bueno no, tampoco. En los tiempos que estamos ¿Quién se fía de dejarle la llave de tu casa a alguien en quien no confías? ¿Cómo entra la ambulancia en mi casa? Chica broma la de tener que cambiar la puerta porque los bomberos la han roto para entrar encima de que me he roto el brazo en 5 partes/me da un jamacuco/cualquier cosa. En serio, no me está resolviendo ninguna duda. ¿Usted es asistenta de la Junta?

- Sí.

- Ah claro, de la Junta de Andalucía, ya lo entiendo todo.




Cuando la chica se fue despotriqué sobre el aparatito, porque quizá para las señoras que se sientan en el sofá y empalman la programación de la mañana y de la tarde de canal sur sin mover ni un dedo esto PUEDE ser eficaz. Además hay ancianas que se fían mucho de sus vecinos, yo que sé. Pero en serio... no nos hemos planteado lo que le cuesta la implantación del sistema en cada domicilio a la Junta. Un dinero que podía destinarse a muchas otras cosas. Chacho, quitemos todo esto y compremos un ifon para cada persona (si sobra alguno por ahí, que sabemos que siempre se pide de más, yo me ofrezco a mantenerlo). Además de avisar a los salvadores, podrán llamar a todo el mundo, jugar e incluso hacer dieta con las app de AppStore de Apple. O mucho mejor, podrán estar a la ultima moda descargándose el WhatsApp y poniendo como estado "Si la abuela te vasilah tu te calla y lo asimilah". Seguro que ellas serán mucho más felices que con ese horrendo colgante chapado a la antigua.

*AiLovIu*

sábado

La república independiente de mi blog

Odio a muerte este tipo de comienzos/bienvenidas/aperturas/inauguraciones/como queráis llamarlo. Lo odio porque siempre se dice lo mismo...

Hola guapis ¿qué tal estáis? genial ¿no? 
Bueno, PUES ESO, que abro este blog para... bla bla bla

No soporto leer eso una vez más. Y es que en los tiempos que estamos hasta el frutero tiene un blog donde se dedica a comentar los mangos tan maduritos que le acaban de llegar a la tienda. Cada día lo tengo más claro. Esto de los blogs es el futuro del periodismo, y a mí la verdad es que me vendría de rechupete.

Todo el mundo se queja de la sociedad taaaaan injusta en la que vivimos. Que si "la Mariana" ha decidido recortar en todo lo que pueda recortarse, que si la prima de riesgo no hace más que subir, que si, que si, que si... en fin, que me he cansao, y es que hay muchas cosas por las que quejarse en el mundo. No hace falta que nos pongamos a reivindicar lo de "toooooodos a una" porque es que pesa hijos míos, pesa. Así que yo he decidido hablar de mí. Sí, de mí. Diréis que soy una súper mega ultra EGOcéntrica, y yo os responderé que sí. Lo soy. He tomado la decisión de hablar de los problemas que se me ponen por delante desde un punto de vista humorístico. Y es que si no pusiéramos un poco de humor a esta vida se haría mucho más larga de lo que ya lo es.

Podría deciros muchas cosas de mí, pero sinceramente lo veo absurdo. No es necesario que sepáis que me gustan los dramones románticos, las galletas de chocolate y comerme las patatas fritas antes que el filete para que leáis lo que publico. Así que solo os diré algo ya que toda esta historia blogueril ha comenzado por esto mismo. Tengo en mi poder el certificado de minusvalía. Si lo pronuncias así suena hasta bien fijate... Aunque bueno, es un poco largo y algunos pues lo resumen llegando a términos no demasiado correctos o como yo digo llegando al nivel "cagada".

Hoy tengo poco tiempo para hablaros de mi vida, y de todos esos problemas que no tienen nada que ver con la dichosa política, que surgen cuando los planetas de este hermoso universo que Dios nos dio chocan entre sí. Todo me ha quedado tan angelical y celestial para la rabia que llevo dentro...

Espero que me sigáis por todas las redes sociales que acabo de hacerme eh. POR TODAS. Sé localizar las iPes de vuestros ordenadores. Ya sabéis.

Besis.